La trampa de la productividad: más allá de los logros.

Entrada de Blog sobre la trampa de la productividad y su efecto sobre la salud mental
¿Qué encontrarás en esta entrada?

«El valor de un individuo no reside en lo que alcanza, sino en quién es en su camino hacia esos logros.»

A. Einstein

En un mundo cada vez más enfocado en la productividad y los logros, es fácil caer en la trampa de medir nuestro valor personal únicamente a través de nuestras realizaciones. Sin embargo, es fundamental recordar que nuestra valía no se reduce a lo que hacemos, sino a lo que somos en esencia.

En esta entrada, nos embarcamos en un viaje de reflexión hacia la importancia de atribuir valor a nuestra identidad, más allá de los hitos que vamos alcanzando en nuestro recorrido. Juntos, exploraremos cómo desterrar la tendencia a anclarnos en logros externos y en su lugar, abrazar una autoestima sólida y arraigada en el reconocimiento y aprecio de nuestra verdadera naturaleza.

Reducir nuestra identidad exclusivamente a nuestros logros en el ámbito académico/laboral hace que renunciemos a la esencia de los que somos.  ¿Y si estas áreas fallan en algún momento? ¿dejamos de ser valiosos en ausencia de éxito? ¿qué pasa con el resto de áreas de nuestra vida, carecen de valor? ¿quién eres cuando no hablas de tus logros? No son tus logros lo que te definen.

La trampa de medirnos por los logros

Vivimos en una sociedad que valora en gran medida la productividad y el éxito medible. Nos encontramos en un ciclo interminable de establecer metas, trabajar incansablemente para alcanzarlas y luego buscar la siguiente cumbre que conquistar.

Si bien el impulso por lograr cosas puede ser gratificante, también puede llevarnos a una trampa peligrosa. Cuando nuestras acciones y logros se convierten en la única medida de nuestra valía, corremos el riesgo de perder de vista quiénes somos realmente.

Es cierto que los logros pueden brindarnos satisfacción y un sentido de propósito, pero cuando nos limitamos a valorarnos únicamente por lo que logramos en el ámbito laboral o académico, estamos poniendo en riesgo nuestra autoestima.

Depender exclusivamente de los logros para sentirnos valiosos nos hace vulnerables a las fluctuaciones inevitables de la vida. En los momentos de fracaso o cuando enfrentamos obstáculos, podemos sentir que nuestro valor personal se desvanece, lo cual es una percepción distorsionada y dañiña para nuestra salud mental.

Es importante recordar que los logros no son una representación completa de nuestra identidad. Cuando basamos nuestra autoestima únicamente en lo que hemos alcanzado, estamos construyendo sobre bases frágiles. La validación externa puede ser volátil, y en última instancia, el sentido de satisfacción que obtenemos de nuestros logros tiende a ser efímero. Si nuestra valía depende únicamente de lo que logramos, podemos caer en un ciclo agotador de búsqueda constante de validación y sentirnos continuamente insatisfechos, insaciables. 

¿Cómo lograr una autoestima saludable?

  • Aceptar y valorar quiénes somos.

La aceptación incondicional de lo que somos nos brinda una base sólida para construir una autoestima saludable. En lugar de depender de logros externos para sentirnos valiosos, podemos aprender a reconocer nuestras cualidades internas, como la empatía, la creatividad, la resiliencia y la capacidad de amar. Al abrazar estas cualidades, nos damos la oportunidad de crecer y desarrollarnos de manera integral.

Desde el momento en que nacemos, traemos al mundo un valor intrínseco. Cada uno de nosotros es una combinación única de experiencias, emociones, pensamientos y cualidades que nos hacen dignos de respeto y aprecio. Nuestra valía no proviene de los títulos que ostentamos ni de las metas que alcanzamos, sino de lo que somos en nuestro ser más profundo.

Valorar nuestra singularidad y aceptarnos incondicionalmente es un paso fundamental hacia liberarnos de la trampa de la productividad desmedida. Reconocer nuestras imperfecciones y abrazar nuestras cualidades intrínsecas nos permite encontrar nuestro auténtico sentido de valía. Cuando nos valoramos a nosotros mismos por lo que somos, nos otorgamos la libertad de experimentar el crecimiento personal sin el peso abrumador de las expectativas externas.

  • Mirar, con curiosidad, dentro de nosotros mismos

Debemos ir más allá de lo que se espera de nosotros. Y, prestar atención a nuestras emociones, necesidades y deseos internos. Preguntarnos si lo que hacemos lo hacemos por que lo quremos hacer o es que «debemos haberlo» para cumplir con las expectativas de otras personas.

En su lugar, podemos centrarnos en nutrir nuestras relaciones personales, explorar nuestras pasiones y mantener una actitud de autocompasión.

La autoestima también influye en la calidad de nuestras relaciones interpersonales. Valorarnos a nosotros mismos nos permite establecer límites saludables y comunicarnos de manera efectiva. Al nutrir nuestra autoestima, creamos una base sólida para construir relaciones auténticas y enriquecedoras, basadas en la sinceridad y el respeto mutuo.

Es imprescindible descubrir lo que realmente nos motiva y nos hace sentir plenos, qué es aquello que da sentido a nuestra vida más allá de lo académico/laboral. Al conectarnos con nuestra esencia, podemos establecer metas y objetivos que estén alineados con nuestras pasiones y valores fundamentales, en lugar de perseguir ciegamente lo que la sociedad nos dice que deberíamos lograr.

  • Liberarnos de «tener que mostrar» nuestros logros tangibles

Reconocer y valorar nuestro proceso personal de crecimiento es igualmente importante que celebrar los resultados finales. Cada paso que damos hacia adelante, cada obstáculo que superamos y cada lección que aprendemos contribuyen a nuestro desarrollo como seres humanos. Apreciar el camino nos permite apoyarnos y motivarnos a lo largo del camino, en lugar de esperar hasta que alcancemos una meta para sentirnos dignos de reconocimiento.

Cada desafío que enfrentamos y superamos es una oportunidad para nutrir nuestra autoestima. La resiliencia que desarrollamos al sortear obstáculos contribuye en gran medida a nuestro sentido de valía personal. Cada paso hacia adelante, incluso en las circunstancias más difíciles, refuerza nuestra confianza en nuestras habilidades y nos ayuda a reconocer la profundidad de nuestra fuerza interna.

A medida que nos liberamos de la necesidad de mostrar constantemente nuestros logros, también se abre espacio para cultivar la autocompasión en nuestra relación con nosotros mismos.

La autocompasión implica tratar nuestros facasos con amabilidad, en lugar de autocrítica. Esta actitud compasiva hacia uno mismo se convierte en un cimiento para la autoestima, permitiéndonos aceptar nuestras imperfecciones y aprender de ellas en lugar de juzgarnos severamente

Y por último…

En resumen, la trampa de medirnos por los logros es una ilusión que limita nuestra percepción de nuestro valor real. En última instancia, valorarnos por lo que somos nos permite abrazar nuestra autenticidad y vivir con un mayor sentido de paz y plenitud.

A medida que desentrañamos las capas de las expectativas externas y nos conectamos con nuestra esencia interna, descubrimos un valor que trasciende los logros temporales. Al celebrar nuestra humanidad y cultivar una autoestima arraigada en nuestra verdadera naturaleza, nos abrimos a un mundo de posibilidades y crecimiento personal.

Si crees que estás atrapado/a en la trampa de la productividad y has renunciado al resto de áreas de tu vida, puedes contactar con nuestro equipo profesional si por ti mismo/a no logras salir de esa espiral.

Por último, te animamos a participar con tus comentarios, opiniones y/o sugerencias en nuestro Blog de Psicología. Vuestra participación enriquece este espacio. Gracias a vuestras interacciones este Blog se ha convertido en un espacio de intercambio, dinámico y entretenido para muchos lectores.

Artículo actualizado el 13/08/2023 por Sofía Gil Guerrero, Psicóloga General Sanitaria, Nº col.: MU2732.

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Sofia Gil

Directora del Centro MindUp Psicólogos. Psicóloga. Col. nº: 2732-MU. Máster en Psicología General Sanitaria y Máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad de Murcia. Especialista en Terapia Dialéctico Conductual por la Universidad de Deusto. Formación especializada en Eye Movement Desensitization and Reprocessing (EMDR) y Terapia Foclaizada en la Transferencia (TFP) por la la International Society of Transference-Focused Psychotherapy (ISTFP).

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